Enfermedad del ojo seco

Enfermedad del ojo seco

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Tipos de enfermedad del ojo seco

¿Qué es el síndrome del ojo seco?

La enfermedad de ojo seco (EOS) afecta a cientos de millones de personas en todo el mundo y es una de las causas más frecuentes de visitas a la consulta del oftalmólogo. Se trata de una enfermedad sintomática, caracterizada por un ciclo vicioso de inestabilidad de la película lagrimal e hiperosmolaridad, que provoca un aumento de la inflamación de la superficie ocular, daños y anomalías neurosensoriales.

La definición de ojo seco según el Taller II del Ojo Seco de la Sociedad de Película Lagrimal y Superficie Ocular es la siguiente:

“El ojo seco es una enfermedad multifactorial de la superficie ocular, que se caracteriza por una pérdida de la homeostasis de la película lagrimal y que va acompañada de síntomas oculares, en la que la inestabilidad e hiperosmolaridad de la superficie ocular, la inflamación y daño de la superficie ocular, y las anomalías neurosensoriales desempeñan papeles etiológicos.”

La película lagrimal es de vital importancia ya que ejerce una función protectora del globo ocular, de manera que lubrifica su superficie, proporcionando oxígeno a la córnea y nutrientes para su metabolismo, manteniendo en suspensión las substancias relacionadas con la defensa inmunitaria.

La lagrima está compuesta en su mayor parte por agua, siendo los otros componentes lípidos y proteínas. La alteración cuantitativa o cualitativa de cualquiera de estos tres elementos provoca que la película lagrimal no se reparta homogéneamente sobre el ojo apareciendo zonas secas expuestas. Esto conduce a la aparición de las lesiones en la conjuntiva y cornea típicas del síndrome de ojo seco. Aunque no es raro hallar queratoconjuntivitis seca primaria, en la mayoría de los casos se encuentra asociada a patologías sistémicas: síndrome de Sjögren, artritis reumatoide o lupus.

Otras patologías causantes de ojo seco son ciertas infecciones oculares, lesiones o traumatismos en las glándulas lagrimales, el empleo de fármacos que inducen hiposecreción lagrimal o ciertas enfermedades mucocutáneas.

¿Por qué se produce?

El ojo seco se produce por una cantidad insuficiente de lágrima, por su mala calidad o su rápida evaporación, generalmente provocado por alteraciones en las glándulas de Meibomio (DGM). Estas glándulas localizadas en las placas tarsales de los párpados son las encargadas de lubricar la superficie ocular gracias a los lípidos que segregan. También son las encargadas de evitar que se evapore la película lagrimal, lo que se conoce como Disfunción de las Glándulas de Meibomio (DGM).

En la actualidad, el ojo seco es una de las causas más frecuentes o motivo de urgencia más común en un servicio oftalmológico por las molestias generadas ya que, en función de la severidad, puede afectar de manera considerable a la calidad de vida de los pacientes que lo padecen.

Las causas que lo provocan son muy diversas y pueden darse de forma aislada o confluir varias de ellas. Entre los principales factores de riesgo del ojo seco destacan los siguientes:

  • Cambios hormonales (adolescencia y menopausia).
  • Edad avanzada (en especial a partir de los 50 años).
  • Uso excesivo de lentes de contacto.
  • Consumo de fármacos como antidepresivos, antihistamínicos o anticonceptivos, entre otros.
  • Haberse sometido a una cirugía ocular previa
  • Factores ambientales (aire acondicionado, sistemas de calefacción, ambientes secos, con mucho viento o elevada contaminación).
  • Mantener la mirada fija en un punto durante largos periodos de tiempo, por ejemplo, cuando usamos nuestros dispositivos electrónicos (se reduce la frecuencia del parpadeo y la lágrima se evapora más rápido).
  • Algunas enfermedades como la diabetes, el lupus, la artritis reumatoide o el síndrome de Sjögren pueden contribuir a la aparición de ojo seco.

Tipos de ojo seco

Se pueden diagnosticar diferentes tipos de ojo seco. Por ello, es importante realizar un examen oftalmológico exhaustivo y pruebas diagnósticas específicas, ya que de una exploración experta dependerá una orientación individualizada y, con ello, un tratamiento eficaz personalizado.

 

Ojo Seco Acuodeficiente

Se produce una disminución en la producción de lágrima, del componente acuoso generalmente. Los casos más severos suelen vincularse al síndrome de Sjögren.

Ojo Seco Inflamatorio

Este tipo de ojo seco se produce por una inflamación clínica o subclínica, presente en la mayoría de los pacientes con ojo seco.

Ojo Seco Neurotrófico

Se caracteriza por el déficit en la inervación de la córnea, lo que limita la secreción de lágrima y la regeneración de la superficie ocular.

Ojo Seco Evaporativo

Se caracteriza por la evaporación rápida de la lágrima. Se considera el motivo más frecuente y está causado principalmente por la disfunción de las glándulas de Meibomio.

 

Ojo Seco Neuropático

A diferencia del ojo seco neurotrófico, este tipo se produce por una alteración en la inervación de la córnea cuya causa y mecanismo todavía se desconoce. El paciente con este tipo de ojo seco presenta una gran intensidad de síntomas con una exploración ocular dentro de la normalidad o con mínimas alteraciones.

Síntomas del ojo seco

Algunos de los síntomas asociados a padecer ojo seco son:

  • Ardor, picor o enrojecimiento en los ojos.
  • Sensación de arenilla.
  • Fatiga visual.
  • Pesadez en los párpados.
  • Excesiva sensibilidad a la luz.
  • Visión borrosa.
  • Ojos llorosos, ya que la sequedad de la superficie del ojo sobreestimula la producción del componente acuoso de las lágrimas como mecanismo de protección.
  • Malestar al realizar tareas cotidianas como la lectura, conducción o fijar la mirada en una pantalla de televisión, así como por la intolerancia a las lentes de contacto.

En ambientes secos o con mucho viento, así como en presencia de aire acondicionado y sistemas de calefacción, estos signos suelen agudizarse.

Diagnóstico del ojo seco

Algunas pruebas y procedimientos que pueden usarse para determinar que un paciente sufre de ojo seco son las siguientes:

1. Un examen ocular exhaustivo

Un examen ocular incluyendo los antecedentes completos de salud general y de salud de la vista puede ayudar al oftalmólogo a la hora de diagnosticar el síndrome de ojo seco.

 

2. Una prueba para medir el volumen de las lágrimas

El médico puede medir tu producción de lágrimas mediante el Test de Schirmer. En esta prueba, se determina si el ojo produce suficientes lágrimas para mantenerse húmedo. Para su realización, el oftalmólogo coloca una tira de papel secante debajo de los párpados inferiores, después de cinco minutos, el papel se retira y se mide la longitud de la parte húmeda. Otras pruebas que se pueden realizar son el “Hilo Rojo Fenol” y la “Meniscometría de las lágrimas”.

 

3. Una prueba para determinar la calidad de las lágrimas

Para este tipo de pruebas se realizan tinciones especiales con el propósito de determinar el estado de la superficie ocular. El médico busca patrones de manchas en las córneas y mide cuánto tiempo tardan las lágrimas en evaporarse. Se puede realizar el Test de Lactoferrina, la Citología de impresión o el test de BUT.

4. Una prueba de osmolaridad lagrimal

Este tipo de prueba mide la composición de las partículas y del agua de las lágrimas. Los pacientes con el síndrome de ojo seco tienen menor contenido de agua en los ojos.

 

5. Muestras de lágrimas

Muestras de lágrimas para buscar marcadores de la enfermedad del ojo seco, incluida la metaloproteinasa 9 de la matriz elevada o la lactoferrina disminuida.

Es interesante realizar al paciente el llamado “Test de OSDI”, el cual sirve para establecer el tipo de gravedad y clasificación del ojo seco según su sintomatología. Nos da una pista por tanto del tipo de ojo seco que tiene el paciente, así como del tratamiento.

Según la puntuación obtenida, el paciente tendrá un grado de severidad diferente. Podemos clasificarlos en dos grupos:

  1. Ojo seco leve-moderado 

Las personas con ojos secos leves-moderados por lo general requieren lágrimas artificiales o gotas oftalmológicas para ojos secos más de cuatro veces al día. Esta etapa no es tan severa y la enfermedad no es tan fuerte, pero, aun así, es importante aplicar pomadas sin conservantes antes de dormir. Controlar el medioambiente también ayuda a las personas con ojos secos leve-moderado; esto es, alejar ventiladores del rostro, parpadear conscientemente con frecuencia, utilizar un humificador en los meses de invierno y beber mucha agua.

  1. Ojo seco severo

El ojo seco severo requiere un tanto más de cuidado y atención. Y, afortunadamente, también hay tratamientos para este nivel del síndrome. Uno de ellos es la oclusión puntal, el cual es un procedimiento quirúrgico que tapa los pequeños drenajes en los parpados con tapones lagrimales. De igual manera, se pueden recetar antibióticos orales para ayudar a mantener las glándulas sebáceas de los párpados funcionando correctamente.

Tratamiento del ojo seco

El tratamiento de la EOS puede incluir diferentes opciones en función del tipo de ojo seco y la gravedad. Existen dos grandes grupos, los sustitutos lagrimales, que esencialmente son las lágrimas artificiales que todos conocemos. Por otor lado, los sustitutos biológicos: suero autólogo y plasma rico en factores de crecimiento.

Lágrimas artificiales

El tratamiento clásico más extendido consiste en la aplicación de lágrimas artificiales sin conservantes ni fosfatos para ayudar a mantener la humedad. Compuestas por agua, son una solución salina isotónica o hipotónica que ayudan a alargar la permanencia de lágrima artificial sobre la superficie ocular, además de prevenir cualquier contaminación, así como prevenir cualquier tipo de irritación ocular.

Ciclosporina tópica

En casos más complejos, se han utilizado colirios con factores de crecimiento obtenidos del suero propio del paciente y fármacos inmunosupresores para luchar contra la inflamación, como la ciclosporina A. 

Sondaje de las glándulas de Meibomio

Se trata de un procedimiento quirúrgico no invasivo que tiene como objetivo abrir el conducto de salida de las glándulas de Meibomio, extraer el contenido graso de su interior y aplicar un antibiótico para normalizar la flora microbiana. Se realiza con sedación superficial y es indoloro.

Exfoliación del borde libre de los párpados y drenaje glandular

Es una de las técnicas menos invasiva. Se trata de eliminar la membrana que tapona las glándulas de Meibomio mediante una exfoliación. A continuación, se realiza un masaje para vaciar el contenido de las glándulas aplicando frío y antioxidantes para reducir la inflamación de los párpados y mejorar el drenaje linfático.

Luz pulsada

Se utilizan tecnologías láser de luz pulsada de alta frecuencia no invasiva e indolora que sirve para estimular las glándulas de Meibomio sin necesidad de entrar a quirófano. La luz pulsada ayuda a estimular la circulación y actúa sobre las terminaciones nerviosas a fin de controlar la producción y secreción de grasas mejorando la calidad visual del paciente con excelentes resultados.

Otros tratamientos

Otros tratamientos que se han utilizado, pautados eso sí, únicamente por un oftalmólogo son: corticoides tópicos, hialuronato sódico, lágrimas de suero autólogo, pilocarpina (en pacientes con síndrome de Sjögren) o ácido hialurónico en combinación con otros productos como la goma xantana o el HP-guar, entre otros. 

¿Tienes sequedad ocular?

Realiza este test y determina el grado de sequedad ocular que tienes y conoce el producto más indicado para ti.

¿Ha experimentado alguna de las siguientes alteraciones durante la última semana?

1. Sensibilidad a la luz
 
 
 
 
 
2. Sensación de arenilla en los ojos
 
 
 
 
 
3. Dolor de ojos
 
 
 
 
 
4. Visión borrosa
 
 
 
 
 
5. Mala visión
 
 
 
 
 

¿Ha tenido problemas en los ojos que le han limitado o impedido realizar alguna de las siguientes acciones durante la última semana?

6. Leer
 
 
 
 
 
7. Conducir de noche
 
 
 
 
 
8. Trabajar con un ordenador o utilizar un cajero automático
 
 
 
 
 
9. Ver la televisión
 
 
 
 
 

¿Ha sentido incomodidad en los ojos en alguna de las siguientes situaciones durante la última semana?

10. Viento
 
 
 
 
 
11. Lugares con baja humedad (muy secos)
 
 
 
 
 

FAQs

No existe ninguna cura definitiva para el ojo seco. Es una enfermedad crónica que los tratamientos actuales no son capaces de curar. Sin embargo, con el tratamiento adecuado, se pueden controlar los síntomas como la sequedad, picor y escozor ocular. DX DROPS consigue aliviar estos efectos negativos del ojo seco.

Lo común es padecer ojo seco en ambos ojos. Sin embargo, puede ocurrir que la afección sea asimétrica, es decir, molesta en un ojo y en el otro no.

El primer paso es que un oftalmólogo especialista realice una completa exploración de tu ojo para valorar la mejor solución. En caso de padecer ojo seco, no es aconsejable abusar del uso de lentes de contacto y deberás llevar unas que se ajusten a las condiciones anatómicas y fisiológicas de tus ojos. La higiene y manipulación de las mismas es muy importante, así como acudir a revisiones oculares de forma periódica.

El ojo seco no suele desencadenar complicaciones severas, pero sí molestos síntomas como irritación, picazón, enrojecimiento o sensación de arenilla en los ojos. Si esta dolencia se intensifica, puede llegar a parecer lesiones en la córnea.

Aunque no parezca la causa más lógica, el ojo seco puede provocar la segregación de la lágrima, ya que la resequedad ocular de la superficie del ojo sobreestimula la producción del componente acuoso de las lágrimas.

Algunos de los medicamentos que pueden causar el síndrome de ojo seco pueden ser los medicamentos para la hipertensión, diuréticos y agentes de acción central; beta bloqueadores para el corazón; antihistamínicos para las alergias; medicamentos para la ansiedad; calmantes para el dolor o pastillas para dormir.

No hay una única solución para aliviar el síndrome del ojo seco, por lo que se aconseja que el paciente siga las indicaciones que un oftalmólogo especialista le prescriba.